Mi experiencia en Mujeres Sin Límites: Potenciando mi organización social con el Tec de Monterrey

En junio inicié a participar en el programa Mujeres Sin Límites organizado por la Fundación Belcorp en colaboración con el Tec de Monterrey. Este programa está diseñado para potenciar las habilidades de mujeres con negocios propios, y me permitió obtener conocimientos valiosos para mi ONG, "Preservando", que se enfoca en la conservación socioambiental en entornos de montaña.

El primer mes fue intenso porque estaba viviendo en Australia y asistí a las clases en plena madrugada debido a la diferencia horaria. Tras un día de estudio y consultoría, me conectaba a las sesiones a medianoche. Sin embargo, las clases eran dinámicas y entretenidas. Nos ofrecían herramientas prácticas y aplicables, que adaptábamos directamente a nuestros negocios. Además, teníamos la oportunidad de recibir retroalimentación inmediata de los profesores y de nuestras compañeras, lo que resultó clave para el avance de mi proyecto. Cada sesión aclaraba mis dudas sobre cómo implementar las lecciones en "Preservando", gracias a los comentarios tanto del profesor como del grupo.

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Una de las clases más impactantes fue la de finanzas, un tema que para muchos suele ser complejo. Sin embargo, el profesor lo hizo accesible, desglosando conceptos de manera simple y ayudándonos a aplicar los conocimientos directamente en nuestras organizaciones. Nos proporcionó plantillas que trabajamos durante la clase, adaptándolas a la realidad de nuestros negocios. Salíamos de esas sesiones habiendo aprendido y aplicado a nuestra realidad. Incluso en tiempo real, si decidías participar, el profesor te brindaba retroalimentación personalizada. Yo tomé cada oportunidad para resolver mis dudas sobre cómo ajustar las estrategias a mi ONG, y esas mejoras las compartí con Felipe, también co-founder. Esta dinámica no solo se dio en las clases de Finanzas, sino en cada una de las clases a lo largo de casi cuatro meses.

Uno de los aspectos más enriquecedores del programa fue escuchar las historias de mis compañeras, muchas de ellas madres y empresarias. En cada relato de superación, entre éxitos y fracasos, aprendíamos unas de otras. Ver cómo lograban equilibrar esos aspectos de sus vidas mientras seguían luchando por sus sueños fue inspirador.

A lo largo del programa, no solo fui aprendiendo, sino que mi desempeño destacó y fui seleccionada como ganadora, lo cual fue un reconocimiento increíble. Este logro me reafirma que, aunque el camino del emprendimiento social es exigente, cada esfuerzo vale la pena.

Gracias a la Fundación Belcorp y al TEC por hacer estos programas que no solo quedan en las aulas sino que fomentan espacios de networking, clases y una comunidad de ex-alumnas.

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