
Uno de mis momentos favoritos del día es cuando llega ese mensaje que dice: “¿Hacemos la sesión hoy?”
Se trata de uno de los espacios más divertidos dentro del banco: un programa de Scotiabank que nos conecta entre colaboradores de distintas partes del mundo para practicar idiomas y, sin buscarlo, conocernos más profundamente.
Cuando me inscribí, solo puse que quería practicar inglés. A los días, recibí la gran sorpresa: me habían emparejado con un colega de Pakistán que trabaja en Toronto… ¡y él quería practicar castellano!
Lo curioso es que ya lo habla muy bien. Y también tiene una base fuerte de inglés sacó 8.5 en el IELTS, lo que equivale a un nivel C2 en inglés: casi nativo. Pero no se conforma. Quería perfeccionar el español, y al mismo tiempo me ayudó a practicar mi inglés. Él me hacía preguntas tipo test, compartía estrategias, y en paralelo repasábamos expresiones idiomáticas, gramática, y formas de hablar más naturales.
Pero lo mejor vino después.
En medio de nuestras sesiones, empezamos a hablar de nuestras culturas. Me contó sobre su familia, sus costumbres, la historia de su país. Yo compartí lo mismo desde este lado del mundo. Ya había conocido personas de Pakistán, pero esta vez fue distinto. Fue más personal, más humano. Y esa cercanía fue, sin duda, el mayor regalo de este intercambio.
Gracias Scotiabank por crear espacios donde el aprendizaje va más allá del idioma. Donde una videollamada se convierte en una ventana al mundo, y donde aprender significa también descubrir al otro.
¿Te ha pasado algo parecido en tu trabajo? ¿También has conectado con alguien de otra cultura de manera inesperada? Me encantaría leerte.
Leave a comment